Existe monopolio cuando una empresa es la única oferente de un producto que no tiene sustitutos próximos y que se enfrenta a un número elevado de compradores.
En esta situación, la empresa monopolista podrá controlar su precio, pudiendo modificarlo dentro de ciertos márgenes. En función de la curva de demanda del producto, el monopolista que aumenta su precio reducirá sus ventas; a la inversa, si desea aumentar sus ventas, deberá reducir el precio de sus productos. Un operador en situación monopólica obtiene ganancias extraordinarias, pudiendo aumentar los precios de colocación en el mercado, aumentando de esta manera la ganancia mucho más que en una situación de competencia perfecta. De esta forma se produce muchas veces una reducción del volumen de consumo, que se compensa con creces con el mayor precio que puede imponer al consumidor.
El monopolio puede provenir de las circunstancias del mercado (monopolio de hecho) o ser impuesto por la ley (monopolio de derecho).
El monopolio de hecho o natural tiene lugar cuando el dimensión de la unidad productora frente a la dimensión del mercado es tal que cualquier incremento en la producción puede hacerse con costos medios decrecientes. De esta forma, una empresa puede atender a todo el mercado, con lo que se genera espontáneamente un monopolio sin que necesariamente permita identificar un propósito monopolizador doloso o perverso. Por otra parte, cuando una actividad comercial consiste en la explotación de un recurso natural muy escaso o cuando la puesta en el mercado exige inversiones muy grandes, se generan también monopolios. Muchos países han reservado para el Estado la explotación de este tipo de monopolios, sobre la base de que así se puede controlar mejor los precios y proteger al consumidor.
El monopolio de derecho tiene lugar cuando el Estado se reserva la realización de determinadas actividades o cuando las concede en exclusividad a un determinado operador privado privada por medio de concesiones o licencias.
Finalmente, puede reconocerse también un monopolio institucional o reputativo. En este caso estamos ante prácticas normales de operadores que intentan expandir su participación en el mercado mediante la utilización de una innovación tecnológica protegida por una patente o la divulgación de una agresiva campaña publicitaria que incrementa su participación - ya considerable - en el mercado. Estas situaciones se producen en general con productos de alta tecnología, de difícil copia o que no pueden ser “pirateados” fácilmente, así como con productos de consumo masivo, que generan hábitos bastante difíciles de revertir.
En una economía de mercado, el monopolio puro resulta casi tan imposible como una situación de competencia perfecta.
Existe monopolio bilateral cuando un solo vendedor de un producto se enfrenta a un solo comprador.