En derecho de la competencia, los precios predatorios son aquellos que se establecen por debajo de los costos de producción con el fin de eliminar a competidores del mercado y así obtener o mantener una posición dominante. Se consideran una práctica anticompetitiva porque pueden conducir a una disminución de la competencia, lo que puede resultar en precios más altos para los consumidores y una menor innovación.
Para que una práctica de precios sea considerada predatoria, debe cumplir con una serie de criterios. En primer lugar, el precio debe ser significativamente por debajo de los costos de la empresa. En segundo lugar, la empresa debe tener la intención de expulsar a competidores del mercado. En tercer lugar, la empresa debe tener una probabilidad razonable de éxito en su intento de expulsar a los competidores del mercado.
Alguna situación propia de casos de precios predatorios puede ser que una empresa establezca precios muy bajos para sus productos con el fin de expulsar a un competidor del mercado, o que establezca precios muy bajos para sus productos con el fin de mantener una posición dominante en el mercado.
Los precios predatorios pueden tener un impacto negativo en la competencia y los consumidores de varias maneras, en tano pueden:
a conducir a una disminución de la competencia, lo que puede resultar en precios más altos para los consumidores;
b reducir la innovación, ya que las empresas pueden tener menos incentivos para invertir en nuevos productos o servicios si saben que serán expulsados del mercado por precios predatorios;
c conducir a una pérdida de empleos, ya que las empresas que no pueden competir con precios predatorios pueden verse obligadas a cerrar.
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