En este tipo de mercado el número de oferentes es suficientemente elevado como para que sus conductas sean independientes, como en competencia perfecta, pero el producto no es homogéneo, sino que está ligeramente diferenciado en la mente del comprador, por lo que cada oferente tiene un cierto control de precio, gracias a la existencia de una clientela adicta. Constituye un caso intermedio entre el monopolio y la competencia perfecta.
Esta forma de mercado introduce una serie de variables económicas que inciden en la diferenciación del producto y en la formación de su precio: publicidad, diseño, envase, estilo, entre otras.
En este caso se hace hincapié en la diferenciación de productos: un operador productor de determinados bienes se encuentra diferenciado por una marca (respecto de la cual tiene el monopolio) entre los consumidores. Cada monopolio se encuentra limitado, en tanto existe la posibilidad, para el consumidor, de sustituir cada bien por otro con características similares aunque con distinta marca. De esta forma, mientras más substituibles sean los bienes, hay mas competencia entre ellos.
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